Trataba de alejarme de ti, de meterme en la cabeza la idea de que no eras bueno para mi, de olvidarte, pero es entonces cuando se produce el efecto boomerang... cuánto más me alejo de ti, más rápido vuelves.

Como hice el año pasado, he redactado mi lista de propósitos, aquí van.

1. Ser más tolerante
2. No frustrarme tanto por algunas cosas
3. Conservar la fortaleza que he tenido hasta ahora
4. Reducir los gastos en compras (Esto debería leerlo cada mes)
5. Ir al gimnasio cinco días a la semana en vez de cuatro
6. Leer más libros
7. Seguir escribiendo mi libro 'Atrévete a quererme'
8. Sacarme el carné de conducir (al final este año no me lo he sacado)
9. Seguir escribiendo en el Blog
10. Pasar más tiempo con mi familia
11. Ponerme morena en verano
12. Dejar la verguenza a un lado y hacer todo lo que yo quiero hacer
13. Deshacerme de relaciones tóxicas y buscar el amor
14. No hacer comentarios crueles
15. Llevarme mejor con mi madre
16. Trabajar en verano para comprarme un Macbook
17. Hacer editoriales
18. Aprender a patinar sobre hielo y a esquiar
19. No teñirme más el pelo (Vale, eso no lo cumpliré jaja)
20. Por último... ser feliz, sin más.

1. Si tienes el pelo ondulado, alísatelo.

2. Una vez tenemos el pelo liso, cogemos trozos de papel de albal para no ensuciar la ropa y la máscara.

3. Yo me lo voy a hacer en las puntas, así que me pongo unas gomas  para tener definido el límite

4. Aplicamos el producto con varias pasadas (Se queda algo 'pastoso'), procedemos a secar el pelo con un secador y peinar con suavidad las puntas, y... ¡voilá!

5. Este es el resultado, a mi me gusta mucho, y recomiendo sin dudas la máscara.

6.  Esta es la máscara, con el mismo tamaño de una máscara de pestañas.

7. Y... el tono elegido, el 'Green turquoise'

Esto es todo, espero que os haya gustado, y... como sé que es bastante cara la máscara, aquí tenéis otra alternativa, la máscara de 'Splat Washables' que cuesta 5 $ y es mucho más grande.

Sé que no eres bueno para mi, que ya no te intereso, que me evitas, que sólo hablas conmigo cuando necesitas algo, que si algún día has mostrado interés en mi o bien ha sido fingido o bien se ha esfumado, pero... a pesar de saber que no me convienes intento retenerte, ¿Por qué?, ¿Qué gano?, nada... 

Recuerdo aquel martes, aquel día en que la casualidad quiso que entrases en mi vida hace años, no sabía muy bien por qué... pero sentía que debía darte una oportunidad.

Me rindo, desisto, abandono, no puedo más...
Dicen de mi que me sobra optimismo y energía, ahora bien... ¿Dónde se esconden?, esos dos rasgos han desaparecido de mi por completo.
Me muestro aparentemente indiferente hacia todo, pero estoy llena de ira y de odio.
Odio, hacia él, hacia mi, hacia el amor, hacia los convencionalismos de una pareja, odio en general.
Siempre he sido la chica sumisa que nunca daba su opinión, que nunca se rebelaba, que siempre hacía lo correcto, que no le contestaba a nadie... pero pasa el tiempo y una aprende a convertirse en una mujer que deja atrás las zapatillas y usa tacones, en una mujer que habla, ríe hasta llorar, no deja que nadie le conteste con malas palabras y siempre está por encima de todo, pero todo lo que viene se acaba yendo, y me siento más vulnerable que nunca, como hace años, me siento extremadamente insegura de mi misma y de cada una de mis acciones, me siento frágil, y siento que vuelvo a ser esa chica sumisa con la que cualquier chico hace lo que le da la real gana.
¿Por qué tengo tan poco control?, ¿Por qué le entrego mi corazón a cualquiera?, ¿Por qué creo tanto en el romanticismo?, ¿Por qué a pesar de darme cada día más de hostias que el anterior sigo viendo la luz?.
Te entregué todo mi corazón, todos mis miedos, todos mis sueños, todos mis éxitos y fracasos, todo mi pasado y mi futuro, mi confianza, mis ilusiones, mis sonrisas, mis sentimientos, y tú... ¿Qué has hecho?, machacar sin piedad cada pedazo de mi.
No puedo más, trato de no pensar en todo esto, pero al estar sola lo hago y entonces una lágrima se precipita, y otra, y otra, y otra, así hasta perder la cuenta, lloro, muero por dentro, paso de sentir amor a sentir odio, paso de desear verte a golpear la pared hasta que me calmo.
Ya no espero nada de nadie, ya no quiero otro novio, ya no quiero nada... quiero cambiar, demostrarme a mi misma que no necesito a ningún hombre para ser feliz, que yo misma soy la artífice de mi felicidad y que ésta misma no depende de nadie más.

Me encontraba cabizbaja, con la mirada aparentemente clavada en la noche pero perdida, como quién no sabe que está ocurriendo en su vida en ese momento, y de repente... estallaba, una lágrima, otra, otra, y así hasta que ya no podía contarlas.
¿Por qué haces eso?, ¿Por qué tratas así a la gente?, ¿Por qué pisoteas los sentimientos de los demás?, ¿Por qué no puedes simplemente decidirte y dejar de jugar?, ¿Por qué...?
Ya no podía con más preguntas, me callaba la respuesta pero lo cierto es... ¿Alguna vez has llegado a querer a dos personas?, si si... a quererlas por igual, ¿Alguna vez te ha dolido tanto todo lo que sentías?, ¿Alguna vez has sentido que por fin tenías todo aquello que anhelabas?, ¿Alguna vez te has sentido indeciso?, yo sí...
Siempre me han pisoteado, siempre he sigo el segundo plato de alguien, siempre han jugado conmigo, siempre he sido ingenua y buena persona... ¿Para qué?, para salir siempre perdiendo.
Decidí cambiar, dejar de ser objeto de juego para convertirme en la persona que mueve los hilos del títere de turno, ponerme los pantalones y no dejar que nadie me volviese a dañar, pero ahora me siento atrapada.
Tenía a dos chicos perfectos, a dos príncipes azules del siglo XXI, a los personas que harían lo que fuese por hacerme feliz, a dos personas que despertaban lo mejor de mi, y... todo se acaba descubriendo, y yo he sido descubierta.
Ojalá no hubiera ocurrido todo así, ojalá os hubiese conocido en etapas diferentes, ojalá no me hubiera visto  obligada a decidir, ojalá no hubiera tenido que arriesgarme, pero... siempre he creído que las malas decisiones al final nos ayudan a ver el buen camino y seguirlo.
Ahora... siento incertidumbre, siento un vacío por dentro, siento... no sé realmente lo que siento.
Tengo miedo...

Todo era perfecto, demasiado perfecto, tan perfecto que hasta yo misma dudaba de la autenticidad de este amor. Suena estúpido, pero... ¿Somos capaces de sabotear nuestra propia relación?.
Llegó un punto en que me pudo la presión, en que lo que decían los demás podía con lo que yo misma decía, en que las dudas me colapsaron y no me dejaban pensar con claridad.
No soy una chica de relaciones, no me gustan las etiquetas, no me gusta que me aten, no me gusta que me agobien, no me gusta tener la obligación de mandarle mensajes todo el día al mismo chico, no me gusta ser fiel, no me gusta enamorarme, no me gusta... sufrir, llorar, sentir rabia, miedo, soledad, tristeza.
Es mi naturaleza, lloré tantísimo que ya no puedo llorar, sentí tantísimo que ya no puedo sentir, amé tantísimo... que ya no puedo amar.
Debo confesar algo: si me fui por la puerta de atrás fue por puro miedo, miedo a lo desconocido, a volver a amar, a sentir todo aquello que había olvidado.
Me asustaba el hecho de que pudiese sentir algo tan fuerte por ti que me llegase a asustar, tengo miedo de que salga bien... no quiero volver a sentirme indefensa y llorar, temblar, gritar, perder, sentir que puedo volver a morirme por dentro otra vez.
Yo solo he amado a tres personas, y... he aprendido algo: debemos tirarnos a la piscina, aunque no sepamos que profundidad ni que temperatura tiene, eso es lo bueno, arriesgarse, jugárselo todo al rojo o negro, vivir, aprender de los errores y disfrutar de los aciertos.
No sé que será de nosotros, no sé si esto tendrá fecha de caducidad, no sé si nos aguantaremos eternamente, no sé que pasará... pero no puedo controlarlo todo, quiero dejarme llevar, quiero darlo todo por ti, quiero ser una kamikaze, quiero sentir, quiero llorar, quiero reír  quiero vivir, quiero soñar, quiero crear, quiero querer(te).