Necesito escribirte, necesito decir con el corazón lo que no puedo decir con los labios, necesito decir que estoy rota, necesito gritar pero me siento débil, sin voz.
Soy ese tipo de persona que desespera a muchos, no es fácil entrar en mi vida, me describen como una de esas personas con las que puedes llegar a estar hablando dos horas y seguir sin conocerla, lo admito... en pocas ocasiones salgo del caparazón, pero cuesta, cuesta mucho mostrarte tal como eres, el 100 % de tu personalidad, tus puntos fuertes y débiles, confío en poca gente porque estoy harta de que me hieran.
Antes decía ''Te quiero'' a todas horas, besaba sin sentir nada, me enamoraba cada media hora... todo eso ha cambiado, me cuesta decir lo que siento, beso con los ojos cerrados y mordiéndole el labio a esa persona para exprimir al máximo ese instante y... rara vez me enamoro.
Llegaste a mí en una temporada difícil, atravesaba momentos complicados con aquel chico, pero... sentí un impulso, cómo si mi corazón me ordenase hablar contigo, sabía que eras especial, lo deduje.
Según pasaban los días desarrollaba más sentimientos por ti, hasta que llegó un momento en que no pude evitarlo y me enamoré, así la fiera pasó a convertirse en cordero.
Llamadas a diario, mensajes de buenos días... me tenías enganchada, demostrabas que te preocupabas de mi, y aquel día, después de una fuerte discusión nos dimos cuenta de que no podíamos estar separados el uno del otro y comenzamos una historia en común.
Pasaban los días, todo era perfecto, llegó el verano y no podía ser más feliz, a pesar de toda la distancia impuesta entre nosotros teníamos dos meses en blanco para disfrutar, comerte a besos en la playa, agarrarte fuerte de la mano cada vez que caminábamos, ponerme una de tus camisetas, cocinar juntos, hacer el idiota en un parque, ir de tiendas, tumbarnos en mi cama... pero después de la calma siempre llega la tormenta, tuviste que volver, cada uno tuvo que volver a su vida y sentía que esto era diferente, sentía que ya no podía contar contigo, necesitaba hablarte y no estabas, ya no era la distancia física el problema, era la emocional, mi novio estaba empezando a convertirse en un amigo al que le decía ''Te quiero'', pasaban los días y todo iba a peor, necesitaba alejarme de todo e irme fuera, necesitaba pensar y mi corazón me dijo que nada sería igual, tú te quejabas de haberlo dado todo por mi y yo no puedo tener algo en común con alguien a quién ya no le importo, me mataba el hecho de hablar dos veces al día, que ya no hubiese llamadas... ya no había nada, nada nos unía.
Decidí que sería mejor estar cada uno por su lado, no sabía muy bien cómo decirlo y gracias a aquella discusión ambos pudimos dejar claras nuestras posturas: Tú no cambiarías y yo tampoco lo haría, un amor separado por dos malditos orgullos.
Llegaron los mensajes nocturnos, estaba claro que no podíamos estar el uno sin el otro, una parte de mi quería tenerte, pero no de ese modo, quería que todo fuese como cuando empezamos a salir, y para qué engañarme, jamás volvería a ser así...
Aquel día, el último día que hablamos, acercamos posturas sobre cosas que deberíamos cambiar en nuestra relación y no puedo evitar pensar en lo mucho que me enfadé, creo que no había estado nunca tan enfadada contigo, me sentí decepcionada, herida...
A día de hoy debo admitir que no hay noche en la que no piense en ti, siempre suelto alguna lágrima porque me siento destrozada, estoy rota por dentro y nadie lo nota, todos me ven bien pero realmente estoy devastada, necesito llorar, necesito un abrazo, necesito que mis amigos dejen de criticarte y empiecen a preguntarme cómo estoy realmente.
Me he comportado cómo una verdadera idiota, le digo a todos que esta ruptura era lo mejor que me podía pasar cuando en realidad acaricio a ratos tu pulsera... cómo si de ese modo pudiese sentirme cerca de ti.
Voy a ser sincera conmigo misma, no puedo más... ni puedo ni quiero olvidarte, cuando estoy junto a alguien lo estoy de verdad, siento que me he roto tantas veces que ya no merece la pena reconstruirme, siento que no quiero levantarme... prefiero estar una temporada en el suelo, y lo peor de todo es pensar que tú estás bien, pensar que a ti esto te da igual y yo me siento sola, necesito escucharte, saber cómo estás, necesito uno de tus ''Te quiero'', pero no... tú me bloqueas y me desbloqueas para decirme que vas a seguir hablando con mi mejor amiga, ¿Cómo me tomo eso?, me siento invisible, siento que a pesar de todo yo siempre seguiría estando ahí para ti y me derrumbo, porque ya no estás, ya nunca vas a estar, no al menos de la forma en que estabas antes.
Hoy es 27 y no te tengo, llevaba mucho tiempo pensando en el día de hoy, en darte el colgante de infinito, en celebrar de alguna forma este día, y debo aprender a ver este día en el calendario como el sucesivo al 26, un día más, en la teoría es fácil, pero en la práctica... ¿Quién es el corazón que puede olvidar tan rápido?
Sé que tengo que cerrar ya este capítulo, pero sigo leyendo una y otra vez cada página, anclada en el pasado.
Soy ese tipo de persona que desespera a muchos, no es fácil entrar en mi vida, me describen como una de esas personas con las que puedes llegar a estar hablando dos horas y seguir sin conocerla, lo admito... en pocas ocasiones salgo del caparazón, pero cuesta, cuesta mucho mostrarte tal como eres, el 100 % de tu personalidad, tus puntos fuertes y débiles, confío en poca gente porque estoy harta de que me hieran.
Antes decía ''Te quiero'' a todas horas, besaba sin sentir nada, me enamoraba cada media hora... todo eso ha cambiado, me cuesta decir lo que siento, beso con los ojos cerrados y mordiéndole el labio a esa persona para exprimir al máximo ese instante y... rara vez me enamoro.
Llegaste a mí en una temporada difícil, atravesaba momentos complicados con aquel chico, pero... sentí un impulso, cómo si mi corazón me ordenase hablar contigo, sabía que eras especial, lo deduje.
Según pasaban los días desarrollaba más sentimientos por ti, hasta que llegó un momento en que no pude evitarlo y me enamoré, así la fiera pasó a convertirse en cordero.
Llamadas a diario, mensajes de buenos días... me tenías enganchada, demostrabas que te preocupabas de mi, y aquel día, después de una fuerte discusión nos dimos cuenta de que no podíamos estar separados el uno del otro y comenzamos una historia en común.
Pasaban los días, todo era perfecto, llegó el verano y no podía ser más feliz, a pesar de toda la distancia impuesta entre nosotros teníamos dos meses en blanco para disfrutar, comerte a besos en la playa, agarrarte fuerte de la mano cada vez que caminábamos, ponerme una de tus camisetas, cocinar juntos, hacer el idiota en un parque, ir de tiendas, tumbarnos en mi cama... pero después de la calma siempre llega la tormenta, tuviste que volver, cada uno tuvo que volver a su vida y sentía que esto era diferente, sentía que ya no podía contar contigo, necesitaba hablarte y no estabas, ya no era la distancia física el problema, era la emocional, mi novio estaba empezando a convertirse en un amigo al que le decía ''Te quiero'', pasaban los días y todo iba a peor, necesitaba alejarme de todo e irme fuera, necesitaba pensar y mi corazón me dijo que nada sería igual, tú te quejabas de haberlo dado todo por mi y yo no puedo tener algo en común con alguien a quién ya no le importo, me mataba el hecho de hablar dos veces al día, que ya no hubiese llamadas... ya no había nada, nada nos unía.
Decidí que sería mejor estar cada uno por su lado, no sabía muy bien cómo decirlo y gracias a aquella discusión ambos pudimos dejar claras nuestras posturas: Tú no cambiarías y yo tampoco lo haría, un amor separado por dos malditos orgullos.
Llegaron los mensajes nocturnos, estaba claro que no podíamos estar el uno sin el otro, una parte de mi quería tenerte, pero no de ese modo, quería que todo fuese como cuando empezamos a salir, y para qué engañarme, jamás volvería a ser así...
Aquel día, el último día que hablamos, acercamos posturas sobre cosas que deberíamos cambiar en nuestra relación y no puedo evitar pensar en lo mucho que me enfadé, creo que no había estado nunca tan enfadada contigo, me sentí decepcionada, herida...
A día de hoy debo admitir que no hay noche en la que no piense en ti, siempre suelto alguna lágrima porque me siento destrozada, estoy rota por dentro y nadie lo nota, todos me ven bien pero realmente estoy devastada, necesito llorar, necesito un abrazo, necesito que mis amigos dejen de criticarte y empiecen a preguntarme cómo estoy realmente.
Me he comportado cómo una verdadera idiota, le digo a todos que esta ruptura era lo mejor que me podía pasar cuando en realidad acaricio a ratos tu pulsera... cómo si de ese modo pudiese sentirme cerca de ti.
Voy a ser sincera conmigo misma, no puedo más... ni puedo ni quiero olvidarte, cuando estoy junto a alguien lo estoy de verdad, siento que me he roto tantas veces que ya no merece la pena reconstruirme, siento que no quiero levantarme... prefiero estar una temporada en el suelo, y lo peor de todo es pensar que tú estás bien, pensar que a ti esto te da igual y yo me siento sola, necesito escucharte, saber cómo estás, necesito uno de tus ''Te quiero'', pero no... tú me bloqueas y me desbloqueas para decirme que vas a seguir hablando con mi mejor amiga, ¿Cómo me tomo eso?, me siento invisible, siento que a pesar de todo yo siempre seguiría estando ahí para ti y me derrumbo, porque ya no estás, ya nunca vas a estar, no al menos de la forma en que estabas antes.
Hoy es 27 y no te tengo, llevaba mucho tiempo pensando en el día de hoy, en darte el colgante de infinito, en celebrar de alguna forma este día, y debo aprender a ver este día en el calendario como el sucesivo al 26, un día más, en la teoría es fácil, pero en la práctica... ¿Quién es el corazón que puede olvidar tan rápido?
Sé que tengo que cerrar ya este capítulo, pero sigo leyendo una y otra vez cada página, anclada en el pasado.
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