Te esperé, esa es una realidad que no se puede negar.
Te esperé, durante cien malditas noches.
Te esperé, en cada respiro, en cada recuerdo, en cada fecha nuestra, en cada llamada de teléfono, te esperé y no volví a saber de ti, hasta ahora.

Me acostumbré a la idea de no tenerte, a prescindir de ti sin previo aviso... y casualidades de la vida, apareció alguien, alguien que jamás pensaría que podría estar a mi lado, alguien del que no buscaba absolutamente nada, aunque bien es cierto que no buscaba nada de nadie, quería estar sola, pero... ¿No es irónico?, cuando queremos estar solos el destino se empeña en cambiar nuestro camino.
Comenzamos siendo amigos, hablando de mil tonterías, y día a día, hora tras hora fue convirtiéndose en amor, es algo que me asustaba y sigue haciéndolo, yo no soy de las que se enamoran, eso son palabras mayores, pero esto... esto es un auténtico flechazo, algo que ni quiero ni puedo parar, ya no hay vuelta atrás.
Ha vuelto una parte de mi que consideraba perdida, ha vuelto esa parte de mi que perdí cuando me enamoré por primera y única vez a los catorce años, ha vuelto esa chica dulce, tímida, inocente, risueña, confiada, cariñosa, comprometida... ha vuelto esa parte de mi que no le tenía miedo a nada, que creía ciegamente en el amor, ha vuelto esa parte de mi que se rompió en mil pedazos un día junto a muchas lágrimas, ha vuelto esa parte de mi... cinco años más tarde.
No sé lo que me hizo confiar en él, mi corazón me dijo ''adelante'', y por primera vez le escuché... y me alegro más que nunca de haber tomado esa decisión, de no dejar que el miedo me pare, de arriesgarme, de luchar, de enamorarme...
Pienso a cada segundo en él, le quiero, aún no entiendo por qué, pero es así... no podría pasar un sólo día sin él.