Comencé esta aventura en forma de palabras hace unos cuantos (bastantes) años.
Nada es igual. Mi forma de pensar es distinta, mi manera de enfrentar los problemas es distinta, mi risa es distinta, mis metas son distintas, hasta mi forma de ver el amor es distinta.
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Siempre había pensado que el amor debía ser lo más parecido posible a una película romántica. Ella necesita un hombre que la salve, un amor correspondido desde el primer minuto, sentir la pasión de los celos, dejar sus deseos en manos de esa otra mitad, enfatizando el hecho de que sin otra mitad, no estás completa y pasas a ser algo defectuoso.
Una de mis máximas ha sido tener una especie de imán para atraer calamidades de todo tipo. Durante una parte de mi vida, fui como otros querían que fuese, moderaba mi risa, moldeaba mi forma de hablar, pero nadie veía a mi verdadero yo, ni siquiera yo misma.
Mi vida era un caos, un cúmulo de notas desordenadas, desafinadas, sin coherencia alguna, hasta que llegaste tú, lo cambiaste todo y le diste sentido a una pieza que pocos pueden entender.
Nunca he tenido que fingir a tu lado, moderar nada, llevar una máscara, todo es fácil a tu lado, el amor es fácil a tu lado.
Nos conocimos con 19 y 21 años, edades complicadas, donde no hay muchas previsiones de futuro en cuanto a establecer relaciones amorosas, pero casi 6 años después seguimos juntos. Han cambiado muchas cosas, el tiempo nos ha transformado a ambos y hemos crecido, avanzado y evolucionado juntos, algo que agradezco cada día de mi vida, el que alguien decidiese ponerte en mi camino.
No puedo hablar por ti, no puedo meterme en tu cabeza -aunque me encantaría de cuando en cuando saber qué piensas- pero puedo afirmar que a pesar de haber vivido momentos que se asemejan a una montaña rusa, no cambiaría ni un solo día de esta aventura en común.
Cuando veo nuestras fotos, lo veo todo muy claro. Mi día, mi semana o mi mes pueden ser horribles, pero en cuanto estamos juntos, todo cambia. Me tranquilizas, me apoyas, me animas, me das esperanzas y se me iluminan un poco más los ojos. Me haces reír hasta que duele, y puedo afirmar que no hay dolor más placentero que ese.
Esto nunca se lo he dicho a nadie, pero hace tiempo, cuando tenía que pedir un deseo, siempre pensaba lo mismo <<ser feliz>> y doy gracias a diario, porque no puedo ser más feliz y sentirme más afortunada.
No sé qué nos va a deparar el futuro, si se cumplirá todo lo que deseamos, si tendremos esa Kitchen Aid de la que a veces hablamos, pero sé que tengo todo lo que quiero ahora mismo, no puedo pedir nada más...
- 22:27
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