- ¿Eres orgulloso?
- Si, -Respondió con firmeza-.

En algunos momentos no nos damos cuenta de que el orgullo puede limitarnos, conseguir que perdamos algo que realmente nos interesa por el hecho de querer demostrar algo.
Por primera vez en mucho tiempo me siento mal conmigo misma.
Siempre me he considerado orgullosa, siempre he mostrado admiración hacia aquellas personas que mostraban esa cualidad, pero lo cierto es que estaba equivocada, el orgullo no nos ayuda.
Me muestro orgullosa cuando discuto con alguien aunque no tenga la razón. Me cuesta perdonar a la gente pero yo exijo que me perdonen.
Puede que no sea la mejor novia del mundo, ni la más guapa o inteligente, no soy perfecta, pero puedo convertir un momento cualquiera en algo para recordar.
¿Recuerdas aquel primer beso que te di en el que te pillé desprevenido?, ¿Recuerdas aquel primer te quiero?, ¿Recuerdas esas noches tumbados cada uno en su cama hablando por teléfono?...
Todo eran sonrisas, abrazos, mensajes para despertarme en diversos idiomas y un 'Buenas noches princesa' cada noche.
Lo peor... es que yo he tirado por la borda todo eso. Veo tus fotos recientes en esa red social, sonrío nostálgica y pienso si tu corazón será de otra ahora. No puedo olvidar aquel día en que todo se terminó, en que me decías que yo era la definitiva, que te hubieras casado conmigo, porque mi imagen era la que aparecía todos los días al despertarte y veías un futuro en el que tu y yo nos despertábamos juntos y teníamos nuestra casa, nuestros hijos, nuestro mundo, nuestro todo...
Me ha llevado un tiempo poder analizar mis sentimientos, pero puedo decir -sinceramente- que lo siento, siento todo lo que he hecho, hemos tirado nuestro amor a un pozo y tu eres quien tiene recursos para sacarlo a la superficie. Tu decides.
No necesito sufrir, necesito saber si me quieres, si es así; Perdóname, si no... dime que te olvide.
Ahora... si te veo como el definitivo, y si quieres saber algo... si querría casarme contigo. XVI