¡Maldita distancia! Murmuraba Laura cuando sus amigas le hablaban de su amor, de sus romances, de sus historias locas de amor… ella no lo podía soportar, lleva meses sin ver a su novio, al chico que la hace sonreír, la hace sentirse única, especial…

Desde hace días no es la misma, parece que el tiempo va distanciándoles a ella y a Saúl, cuando están juntos, paseando, dándose besos frente a la mirada de la luna en la playa… ambos lo tienen claro, son el uno para el otro, pero… cuando están meses sin verse, apenas hablan… saltan las dudas, Saúl todas las noches busca el amor de Laura en alguna estrella del cielo, confiando en que ella hace lo mismo, y por un momento todas las preocupaciones se van, se alejan, se disipan y Saúl piensa solamente en lo feliz que es con Laura, en lo poco que queda para verla, porque en un par de días volverán a encontrarse.

Hoy es el día, Saúl se levanta a horas inhumanas. Corre de un lado a otro de la casa, se viste, se desviste y encuentra esos jeans y ese polo que le gustan tanto a Laura, avisa a sus padres, busca el ramo de rosas que le había comprado el día anterior en aquella floristería de su ciudad y se dirige con el coche en busca de los besos de esa chica, que desde casi un año le llena de forma completa.

Laura está tumbada en su cama, mirando el móvil, el fondo de pantalla, los dos juntos, mirándose con esa mirada que solo los más enamorados poseen, mirada de amor, de cariño, de comprensión, de admiración… se siente vacía por un momento, el no está junto a ella, no puede contarle todo lo que ha rondado por su cabecita loca estos días, estas semanas… pero no, le gustan los retos, y desafiar a la distancia y al olvido es el mejor reto existente. Su móvil vibra, tiene un nuevo mensaje, es de Saúl, le pide que vaya al Starbucks del centro. No le da más información, pero ella busca en su armario su mejor vestido, un vestido de color azul, el cual acompaña con unos tacones en color blanco y una chaqueta de entretiempo en tono blanco. Llega a Starbucks, espera paciente en la cola, una chica le sugiere un Mocca praliné, Laura acepta sonriente, y se sienta cerca de la ventana, observando a gente, que viene y que va, y entonces, sucede, un chico alto, moreno, con unos vaqueros y un polo entra en el local, portando un ramo de rosas, Laura se acerca a él le mira. Una mirada que derrite, que se funde, y le besa, le cuesta tanto verle de nuevo, pero da igual, ese día nadie podrá arrebatárselo. Saúl se ausenta por unos instantes y vuelve con un Caramel Macchiato adornado por un corazón de caramelo.  Saúl mira a Laura, le gusta, cuando rie, cuando llora, cuando se enfada, cuando se reconcilian con un beso, cuando bebe, salta, cuando canta… y es inevitable, hablan del paso del tiempo y la distancia.

Y sus labios se funden, en un beso, una prueba de que su amor es intocable, y de que el amor dura, todo lo que nosotros queramos, si lo cuidamos como se merece y no lo abandonamos.