Dicen que tras la tormenta llega la calma, pero... ¿Y si tras esa calma momentánea llega la peor de las tormentas?.
Todo era perfecto, no tenía queja alguna, sentía algo muy fuerte, algo tan fuerte que incluso llegaba a asustarme, pero estaba él, alguien a quién había dejado sentado en el banquillo durante meses y a quién no le había dado una oportunidad, pero... basta un solo día para que todo cambie.
Te puedo asegurar que aún tengo esas mariposas revoloteando a sus anchas por mi estómago, recuerdo cada minuto del tiempo que he pasado contigo, y... te juro que cada vez que me mirabas sonriéndome una parte de mi muy grande se derretía por completo.
Estoy indecisa, no sé lo que quiero, no sé a quien quiero, no sé nada de nada.
¿Cómo sabes que tu elección será buena?, ¿En que te basas para determinar que una persona te hará más feliz que la otra?, ¿Cómo pasas de pensar con el corazón a tratar de pensar con la cabeza?.
Desde que entraste a mi vida has roto todos mis esquemas, me has hecho una persona más feliz, me siento completamente diferente, y todo gracias a ti.
Pero a veces los sentimientos no bastan, y las dudas son más fuertes: ¿Cómo se que no va a aparecer otra y que todos mis esfuerzos no serán en vano?, de repente tengo miedo... de no saber qué pasará, de no saber cuánto durará esto... tengo miedo, aunque... tal vez mis miedos sean infundados, y que en realidad tengo miedo porque todo va realmente bien y es la primera vez en mucho tiempo que no tengo motivos para preocuparme.
Tal vez debería dejar de pensar tanto y actuar más con el corazón, dejándome llevar por todo lo que siento.
Ese es el problema, pensamos demasiado y al final no hacemos nada, pasa el tiempo, nos quedamos de brazos cruzados y todo nos da igual, debemos cambiar, dejar de usar tanto la cabeza y comenzar a usar el órgano más importante de nuestro ser y al que tan poco caso le hacemos, el corazón...
Todo era perfecto, no tenía queja alguna, sentía algo muy fuerte, algo tan fuerte que incluso llegaba a asustarme, pero estaba él, alguien a quién había dejado sentado en el banquillo durante meses y a quién no le había dado una oportunidad, pero... basta un solo día para que todo cambie.
Te puedo asegurar que aún tengo esas mariposas revoloteando a sus anchas por mi estómago, recuerdo cada minuto del tiempo que he pasado contigo, y... te juro que cada vez que me mirabas sonriéndome una parte de mi muy grande se derretía por completo.
Estoy indecisa, no sé lo que quiero, no sé a quien quiero, no sé nada de nada.
¿Cómo sabes que tu elección será buena?, ¿En que te basas para determinar que una persona te hará más feliz que la otra?, ¿Cómo pasas de pensar con el corazón a tratar de pensar con la cabeza?.
Desde que entraste a mi vida has roto todos mis esquemas, me has hecho una persona más feliz, me siento completamente diferente, y todo gracias a ti.
Pero a veces los sentimientos no bastan, y las dudas son más fuertes: ¿Cómo se que no va a aparecer otra y que todos mis esfuerzos no serán en vano?, de repente tengo miedo... de no saber qué pasará, de no saber cuánto durará esto... tengo miedo, aunque... tal vez mis miedos sean infundados, y que en realidad tengo miedo porque todo va realmente bien y es la primera vez en mucho tiempo que no tengo motivos para preocuparme.
Tal vez debería dejar de pensar tanto y actuar más con el corazón, dejándome llevar por todo lo que siento.
Ese es el problema, pensamos demasiado y al final no hacemos nada, pasa el tiempo, nos quedamos de brazos cruzados y todo nos da igual, debemos cambiar, dejar de usar tanto la cabeza y comenzar a usar el órgano más importante de nuestro ser y al que tan poco caso le hacemos, el corazón...
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