Me duele. 

Me duele el corazón. 

Me duele el alma. 

Me duele todo y a la vez no siento nada. 

Últimamente todo se hace cuesta arriba y ni la careta, ni la sonrisa impostada que ensayo frente al espejo hacen que pueda pasar los días en paz.

Y es eso, paz. Paz, paz, paz, todo lo que pido.

Y siento que el mundo está en silencio, que la vida se ha puesto en pausa, que los días pasan y siento un vacío desgarrador cada vez más obvio.

Y sólo sé que me duele.

Duele.

Duele el corazón.

Duele el alma.

Duele todo y no sentir nada.