He aprendido algo, las cicatrices son marcas, señales, que denotan nuestro pasado. Tenemos cicatrices que están a la vista de todos, producidas por una caída, un golpe... y tambien tenemos cicatrices internas, que los demás pueden no percibir, pero nosotros si, son las más dificiles de tener, ya que son recuerdos, que no tienen intención de irse, que golpean nuestra cabeza, que nos hacen volver atrás una y otra vez.

Y aquí estoy, un día más, dejando reposar mis pensamientos sobre este texto.

Inevitable, solo puedo describirlo con esa palabra, puedo decir que a casi todos nos ha pasado alguna vez.
Estar indecisos, entre dos personas, entre dos chicos, a ambos les ves como a seres perfectos, con ambos has tenido grandes momentos, ambos son los dueños de tu corazón, los artífices de tu estado de humor, de tus días alegres y de tus días cargados de tristeza pero... el amor, como todo lo demás que compone nuestra vida tiene dos caras, la simple y la complicada, pongamos dos caminos. Vía facil: Le das tu amor a una persona, eres correspondido, no discutís, no os enfadáis, no existen celos en vuestra relación, todo es perfecto, pero... ¿esa es la vida en la que te ves en un futuro?.
Ahora... pasemos al camino difícil, pongamos que tienes una relación ardua, que todos los días hay alguna discusión, que los celos están presentes el 90 % del tiempo, que le das mil vueltas a todo lo que tu pareja te dice, que a ratos le odias... ¿es de esa forma, como te ves dentro de un tiempo?.
Siempre he girado en torno a alguna persona, siempre he estado indecisa, por que, nunca me he valorado como debía, sabía que era poderosa, que tenía que hacer valía de mi poder, pero nunca pude, necesitaba a alguien que me respaldase, a alguien a quien contarle como me sentía, pero... cuando me sentía mal nunca lo decía, me encerraba en mi misma, y eso es lo peor que alguien puede hacer.
Me he dado cuenta de una cosa, sigo sin tener las cosas claras, estoy indecisa, tengo a dos chicos, uno perfecto, que se aleja cada día más de mi y al que amo, y otro chico al que le saco mil defectos y que se acerca a mí por momentos. Soy injusta, se que no voy a querer al otro chico, y no se como decirle que no podré mirarle a los ojos sin pensar en él.
Estoy tan harta... se lo que es mejor para mí, y eso, soy yo. No necesito a nadie que me respalde, me he caído  ¿que más puede pasar?, me levantaré, y seguiré caminando, sola, no elijo ni a uno ni a otro, me elijo a mí, lo más importante.

Lo admito, una vez más... me he equivocado, he juzgado antes de conocer de verdad, no tenía ni idea de que mi paso por tu vida te había perjudicado tanto, y que por eso aspectos de tu vida como los amigos, estudios se vieron deteriorados.
Desde hace meses quieres algo conmigo, y yo... basándome en nuestro pasado pensé que sería cosa de días y después te cansarías y volveríamos a ignorarnos como hemos hecho durante un año, pero no, ya hace 2 meses del primer beso viendo una película y sigues aquí.
Al principio pensé que tras la primera discusión que tuviéramos ambos diríamos adiós, renunciaríamos, pero parece ser que luchamos por lo mismo, y yo... se que algunos días estoy susceptible, que ni yo misma puedo entender por que estoy de mal humor, pero aun así, sigues junto a mí.
Cuando estamos juntos y me enfado siempre corres detrás de mi donde estemos, me obligas a mirarte a los ojos y a decirte que es lo que de verdad me preocupa. ¿Puedo serte sincera?, ¿sabes que es lo que realmente me preocupa?, pensar que me estoy enamorando otra vez de ti, y tengo miedo, de sufrir, por que ya no podría con un disgusto más, quiero apartarme de ti, me gustaría separarme de ti cuando me besas, me gustaría ignorarte cuando me hablas, pero el caso es que no se como, me derrito cuando me llamas amor, cuando me rodeas y me besas, cuando me enfado y tu vienes detrás de mi, cuando cuento el peor chiste del mundo, río y tu sin entenderme te ríes tambien. Creo que ya está bien, he estado cuatro meses ignorándote, y tu no has tirado la toalla, sigues aquí, y ahora me toca decidir a mí, ¿que hago?, ¿vuelvo a confiar en el amor o cierro las puertas a cualquier oportunidad?.

¿Como va a salir bien?, siempre dices que tengo la culpa, pensaba que habías cambiado, pero que una vez más mi ingenuidad se pone de por medio. Debo asumirlo, no, no has cambiado, y probablemente nunca lo harás, se supone que eres el adulto, el que debe de ser maduro por los dos, pero no... te comportas como un niño y aunque sea así, ya no eres un niño. ¿Que me hizo pensar que con otra oportunidad cambiarías?. Es difícil cambiar, no puede ser de un día para otro, necesita una transición, tres épocas, la mala época, donde cometes todo lo que posteriormente debes eliminar, la época en la que vamos relajándonos, viendo nuestros fallos y trabajando para cambiarlos y finalmente la época en la que uno cambia. He pasado por ello, y me ha llevado mucho tiempo, pero yo sí que he cambiado, ¿y tú?, en absoluto, y comienzo a hartarme de este estúpido juego, jugando a ser la que perdona, la que olvida, pero no, ni perdono ni olvido, sigo teniendo presente todo lo que me hiciste, todas las conversaciones que debería olvidar pero no soy capaz y... pensando, me he dado cuenta de algo, si en este presente tu eres descuidado, un tanto orgulloso y dejado... ¿como serás en un futuro?, yo no tengo lugar en ese futuro, y sería de kamikazes vivir un futuro en el que dos personas no tienen apenas algo en común. No me gustan las discusiones, los enfados, los secretos, y por eso, esta vez apenas me preocupo, ¿quieres enfadarte?, allá tú, tengo cosas mejores que hacer en mi vida como perder el tiempo enfadándome como si fuese una niña de cinco años.

Que me den las alas que necesito para volver a volar, para regresar arriba, para tocar otra vez el cielo, para ser feliz, para controlar mi vida.
Ultimamente... siento que nada de lo que pasa lo controlo yo, siento que todo pasa como fotogramas, a velocidad vertiginosa, pero... desisto, ya no puedo más.
No soy fuerte. No soy de esas que lloran y olvidan. No soy capaz a querer en vano y olvidar.
Me siento atrapada, como si fuese un títere, siento que alguien tira de unas cuerdecillas que hacen que me mueva involuntariamente, y... me percato de ello, por que desde hace tiempo, siento que, sinceramente, no soy yo, los que me conocen lo empiezan a notar, y me voy quedando sin excusas, ya van tres meses así, ¿cuánto más podré aguantar?.
No lo se, y dudo que alguien lo sepa, recuerdo nostálgica la última vez que sonreí de forma sincera, la última carcajada en la que me liberaba, en la que olvidaba todo.
Antes era la persona más positiva que podrías encontrarte, tras todo lo malo que pude pasar en un pasado por fin me daba cuenta de que no debían interesar las opiniones de terceros, aprendía a ser autónoma, a crear mi propio camino, a tenerme a mi misma como referente para seguir hacia adelante. Y ahora... me entrego al alcohol en la noche, busco en los besos de otros los que solo quiero encontrar en una persona e intento olvidarle, pero no puedo, y tampoco quiero que vea que estoy mal, no es justo, no quiero que nadie me vea sufrir, ¿para qué?, jamás he pretendido tener a alguien junto a mí por pena. Y yo... tengo al lado a alguien maravilloso y me doy cuenta de que cada día le hago más daño, por que sigo queriendo a otro.

Pensé que dejarle atrás sería lo mejor para mi, para el, para ambos, pero una vez más... me equivocaba.
La ignorancia es esa cualidad por la que todo ser humano destaca, creemos saberlo todo, pero no sabemos ni una mínima parte de lo que hablamos. Creía saber cuales eran sus sentimientos, y creía saber los míos.
Soy estúpidamente orgullosa, cuando alguien me dice adiós yo lo digo dos veces, cuando alguien me mira por encima del hombro, yo... le miro desde lo alto, y hasta ahora nunca me había importado ser así de orgullosa, pues no soy de esas que pretenden agradar a los demás, digamos que no es mi forma de ser.
Han pasado horas pero aún siento los nervios de ayer recorrer mi cuerpo de arriba a abajo. Pretendía evitarte toda la tarde, ni mirarte siquiera por mí, por que creía que lo que quería era olvidarte, dejarte atrás para siempre, pero no... debo reconocerlo, siempre lo has dado todo por mí, me has arrancado esa carcajada cuando mis ojos no soportaban más lágrimas, y yo, tenía miedo de que nos volviera a ir mal.
Pero... correr detrás de mi en medio del caos de una céntrica ciudad de noche hasta que me parase a hablar dio resultado, querías que te dijera por que rehuía de ti, y yo... no sabía que decirte, no sabía como decirte que estaba harta, de darlo todo y pensar que tu no me querías. Conseguiste que finalmente accediera a contártelo todo, a destapar una parte de mí, a volver a tener confianza y hablar como personas maduras.
Por fin hemos hablado todo lo que llevamos meses callando, por fin nos atrevemos a dar un paso, a avanzar, a caminar, sin saber muy bien cual es el camino, pero teniendo algo muy importante: que estamos juntos, y esta vez, si falla uno, fallamos los dos, si cae uno, caemos los dos, si ríe uno, reímos los dos, si llora uno... aqui no llorará nadie, no pienso volver a repetir esa historia, esta vez empezamos de cero, sin fallos.

El no cambiará, lo se... el escorpión que pica y hace daño una vez, probablemente, volverá a hacer daño.
Como todos los cuentos de hadas, todo empezó bien, no puedo decir que hubiéramos tenido una historia fuera de lo común destacando el gran amor que había entre nosotros, por que... no es así, yo le quería, si, pero por que el estaba ahí cuando lo necesitaba, tal vez por eso le cogí tanto cariño, pero como en todos los cuentos hubo tropezones, y tras un tropezón.... no fuimos capaces a levantarnos, yo me enfadaba, a la mínima, él... discutía solo, y poco a poco entramos en una relación 'tóxica', de esas que te destrozan emocionalmente, de las que quieres salir, y cuesta, no sabes como. Con el tiempo, la princesa pudo levantarse, secarse las lágrimas, recoger su clutch y calzarse esos zapatos otra vez, para caminar de nuevo radiante, derrochando seguridad.
El príncipe se dio cuenta de que sin su princesa estaba perdido, ella, mientras tanto, pensaba en recuperar la felicidad que un día perdió, y ahí es cuando entra en juego otro príncipe. La princesa se enamoró de el, tanto, que ni llegaba a creérselo, su príncipe era perfecto, un príncipe que promete y da. Los días pasaban y la princesa sonreía más y más, su felicidad se notaba desde lejos, hasta que el príncipe que un día tuvo... regresó, quería reclamar lo que según el 'era suyo', la quería a ella, pero no sabía que ya la había perdido, hace mucho tiempo, que de tanto jugar con un hilo finito... acabó por romperlo, y hoy... ya no queda nada.
La princesa se fue con su príncipe, y aquel príncipe... se encerró, en algún lugar, a meditar, a pensar, a reflexionar, a echar de menos aquellos días en los que 'su princesa', le daba todo lo que el necesitaba.

Levántate, sal de la cama, hoy empieza un nuevo día.
¿Que mas da lo que haya pasado ayer?, no importa... lo que cuenta es despegar, poco a poco, abrir las alas de nuevo y venirse arriba. No ganamos nada encerrados en la habitación, escondidos entre las sábanas, por que algún día habrá que salir al exterior y ellas no nos protegerán eternamente.
Da igual que haya tenido un mal día o cien... da igual lo que hayamos sufrido, lo importante es darnos cuenta, reaccionar, y levantarse, como bien dicen... el sufrimiento es inevitable, el dolor es opcional.
¿Que mas da que llore día y noche?, se que nada cambiará, si tiene que pasar algo, pasará.
Y no... no hablo de renunciar, eso es lo último que yo haría, renunciar es sinónimo de cansancio, fatiga, indiferencia, ganas de abandonar, un 'Game over' por así decirlo.
No voy a renunciar, pero tampoco voy a llorar todos los días, poco a poco voy sonriendo de forma sincera, no por aparentar estar bien, si no por que yo quiera, por que algo dentro de mi me dice que poco a poco voy siendo feliz, poco a poco voy reconstruyendo un puzzle del que se cayeron todas las piezas.
No puedo reconstruirlo de forma entera, por que algunas cosas no puedo cambiarlas y por tanto... debo aprender a seguir hacia adelante, buscando en un futuro la forma de reconstruir ese puzzle.
Aveces... siento que necesito una señal, de que puedo (y debo) seguir hacia adelante, de que si sigo por mi camino no es para alejarme de él, si no para que el sepa por donde voy, para esperarle, por si algún día se lo replantea.

Colgada de un móvil que se que no sonará, esperando una respuesta, pero... hace tanto que no recibo respuesta alguna suya... y yo... aquí sigo, rechazando a todos los que quieren algo conmigo, y no lo hago exclusivamente por esperarle a él, lo hago por que no soy capaz, no quiero estar con otro que no sea él, me es imposible.
Se que si besase a otro, no sentiría nada, o en todo caso, pensaría en él, así soy yo, cuando alguien me marca, no lo olvido así como así. Mis amigos piensan que pierdo el tiempo, que me quedaré siempre esperando, pero les digo que no, que si espero es por que yo quiero, por que estoy convencida de que vale la pena, y es que cuando decido apartar de mi algo es por que conseguiré lo que quiero.
Se que algunos días son muy difíciles para mí, de repente me encuentro mal y no me apetece salir, pero... tantas cosas han pasado en tres meses que he ido superándolas a contrarreloj, y aunque aveces siento que me caigo me levanto, y sigo hacia delante, pero aminorando la marcha, esperándole, sabiendo que... como aquella princesa que dejó caer su zapato de cristal en la calle, ese príncipe vendrá a buscarme, por que... el amor es complejo, es incomprensible, pero todos sabemos que cuando dos personas se quieren de verdad, siempre buscan la manera de estar juntas de nuevo.