Son meses un tanto difíciles para mí, tal vez por que si aún conservaba una parte de mí sin madurar está espabilando a pasos agigantados, tal vez sea bueno, por que... peco de ingenua, en todas las situaciones, sin depender de la gravedad de la misma, creo en las casualidades, en las explicaciones, por muy ficticias que suenen algunas, creo en el perdón... o creía, por que... cada vez pierdo más la fe en las personas, cada vez me cuesta más relajarme, definitivamente he llegado a un punto en el que desconfío, por que me han hecho daño, en tan poco tiempo, que me cuesta asimilarlo.
Se que debo de seguir adelante, que no puedo, ni debo estancarme en un punto de mi vida, se que nadie puede marcar mi vida, pero tiendo a pensar que sí, que el hecho de haber coincidido o no con una persona condicionará el resto de mi vida, o simplificandolo de alguna forma, que lo que haga hoy, repercutirá en el día siguiente.
Cuesta abandonar una etapa, asumir que aquello que nos hacía felices se ha desvanecido, que hay que seguir buscando nuevas formas de ser felices, sin nuestro motivo de felicidad.
Y... duele, darse cuenta de que al abrir los ojos después de enamorarte, te caes de una nube de algodón, y aterrizas en el duro suelo de la realidad. Duele, dar todo de ti, y quedarte sin nada, pero... para ganar debemos arriesgar.