Amores que aparecen, en cualquier lugar, que brotan y que no se sabe si conseguirán florecer o se quedarán en una planta que pudo madurar pero se quedó en el intento.
Tengo la sensación de que vamos muy deprisa, de que estoy atrapada en una dulce novela de Federicco Moccia, y lo que antes me gustaba ha dejado de atraerme tanto.
Dudas que se dispersan por mi cabeza, ¿Y si sale mal?, ¿Y si resulta que no me quiere?, ¿Y si se cansa de mí?, ¿Y si me está utilizando?, ¿Y si cree que soy inmadura?, ¿Y si...?.
Ya no me importan esos condicionales, no me importa que salga mal, o que no me quiera, o que se canse de mi, o que me utilice o que pueda creer que soy inmadura, porque si sale mal siempre me tendré a mi misma, tampoco me importa el hecho de que pueda cansarse de mi, y si me utiliza... podría pensar que yo le he utilizado a él.
En esta vida solo dos elementos son 'para siempre', la tierra y el cielo.
Me voy a arriesgar, voy a apostar por ti, aunque lo que realmente me asuste es el miedo a meterme en terreno desconocido, a embarcarme en un juego donde soy inexperta y donde no se como podría salir parada.
Me asusta, el saber que me gustas, demasiado y que esta vez no tomo yo las riendas de la relación, si no que me limito a disfrutar.
Estoy harta de ser la niña buena que vive preocupada por todo, estoy viviendo una metamorfosis, descubriendo otro lado de la vida, estoy dejando de planear cada segundo de mi existencia.
Y ahora... ¿Sabes que quiero?: Quiero verte, abrazarte, besarte, hacerte sonreír, hacerte reír, tumbarme en el sofá junto a ti y quedarme dormida a tu lado, sería lo mejor.