Alguien me dijo alguna vez que debemos de mirar siempre hacia delante. La vida es como un camino, procuramos que sea recto, que no haya cambios, desvíos, que nuestra vida imite a la de aquellos a los que aparentemente todo les va perfectamente. Mi vida nunca ha ido en vía recta, al contrario, he tenido épocas de tomar muchos desvíos, en determinados momentos, no he sabido donde estaba, me sentía desorientada. Me he equivocado y he perdido mucho tiempo lamentándome de mis errores y mirando hacia atrás, buscando el por qué de ese error. Fallo. No debemos buscar en el pasado, debemos dejarlo como está, ya que... al fin y al cabo, es pasado, es una obligación mantener la cabeza fría y seguir hacia adelante.
Pero no puedo, y siento que todos los recuerdos me vencen, le he dado la vuelta a todo, mi mundo se ha desplomado, intento dibujar una sonrisa en mi rostro pero es frágil, y se ha roto, como la porcelana, en mil pedazos. Costará reconstruirlo, pero... ahora mismo me es igual, todo me es indiferente, no me apetece pintar un cuadro, tocar la guitarra, solo quiero estar sola, pensar en el por qué de todo, en el por qué de las decisiones.
No soy capaz a seguir hacia delante, le necesito, si, es hora de ser madura y admitir las cosas. No puedo más, estoy cansada de luchar, de querer ser la princesa que todo lo tiene, por que no es así, estoy cayéndome en picado de esa nube en la que reposaba, estoy viendo el mundo tal y como es, real, estoy viendo por mi misma que el amor duele, que es como un pinchazo.