Podría pasarme horas pensando en lo que estas últimas semanas están significando para mí, podría recorrer el mundo y contarle a cada habitante de la tierra todo lo que siento por ti, podría utilizar toda la fuerza que tengo y la que no tengo para parar el mundo y conseguir estar siempre junto a ti, podría correr el riesgo de enamorarme.
Necesito un minuto de tranquilidad, para dejar que los pensamientos positivos y negativos se evaporen, y nos quedemos mi corazón y yo a solas para hablar de esta situación.
Me gustaría estar en el punto más alto del mundo, tumbada sobre una hamaca, dejando que el aire más puro fluya, que me contagie la libertad, la frescura de las alturas, y pensar, en como el amor nos transforma, en la metamorfosis que sufre el ser humano ante este sentimiento.
San valentín se acerca, una fecha comercial para algunos, y una excusa para desatar todo el romanticismo interior para otros, el amor llega, cualquier día, y aquellos que a día de hoy se encuentran repasando de arriba a abajo la foto de la persona amada y no correspondida pueden salir a la calle y enamorarse como nunca han soñado, aquellos que son felices podrían perderlo todo, pero... en ambos casos, debemos querer muchísimo más a alguien... a nosotros mismos.
Regálate esa camiseta que tanto te gusta pero que no te atreves a llevar, regálate un paseo por el parque, regálate ver esa película de amor aunque te falte alguien al lado.
Quiero muchos momentos a tu lado, quiero verte ya, aburrirte contándote que tal esta semana sin ti, quiero que cuando estemos juntos nada nos interrumpa, solos tu y yo, quiero que las manecillas del reloj no avancen, quiero que el futuro me de la razón, al haber apostado por ti, te quiero, sencillamente, a ti.