Carta a -A (Primera parte)
11:53
Dicen que el tiempo suele cambiar las cosas, realmente no sé quién fue el primero en decir esa frase pero considero que tiene mucha razón. Las personas no pensamos ni actuamos de la misma manera a los 50 años que a los 20, ¿Te imaginas no cambiar ni un ápice?, quizás eso indicase que no estarías evolucionando.
Al fin y al cabo de eso se trata, de evolucionar, de madurar, de cambiar, de revolucionar –tu mundo-, de decidir, de vivir...
Cuando te conocí no quería enamorarme de nadie, estaba en un momento en que casi no me reconocía, sentía que personas en las que confiaba me habían traicionado y nunca dudo de la gente, dejo que me conozcan, que me enseñen algo de ellos y sobretodo, poder hacer por ellos lo que pidan. Hay incógnitas que nunca seré capaz de despejar pero lo cierto es que tampoco lo necesito, el pasado queda muy atrás y prefiero dejarlo ahí, en un lugar por el que ya he pasado y no necesito volver a girar la cabeza.
Siempre he sido tímida, me he escudado en ser irónica y ácida a veces. Prefería leer un libro a salir de botellón con mis amigas a los 14, no solía decir lo que pensaba por si eso enfadaba a la otra persona, soñaba con ser periodista, soñaba despierta simplemente y plasmaba aquello en textos, descubrí el amor pronto, el desamor más aún y ví que tener tu especie de ''diario'' de amores estaba bien y era algo divertido y reconfortante. Escribía textos intensos que describían cómo me sentía, creía en ese momento que el amor era una cosa y hoy, unos cuantos años después me siento mal al recordar y sobretodo, al ver que antes pensaba que determinadas acciones eran correctas cuando había herido a la otra persona para tratar de camuflar un poco el sentirme mal conmigo misma.
Me enamoré. Me enamoré por primera vez con 14 años, no tenía ninguna experiencia en estos mundos del amor y nadie me enseñó cómo querer a otra persona, no tuve ni una sola relación romántica porque el bueno de cupido decidía que sólo podía fijarme en capullos y obviar a los buenos chicos que sí querían conocerme. Mi primer amor resultó ser un grinch de navidad, un tormento, un amor insano. Entre nosotros todo valía, meternos en la vida del otro cuando estuviera con otra persona, engañarnos, hablar mal de la otra persona, bloquearnos para volver a hablar a los dos meses. Siempre tendré en la cabeza que todo lo que pasó fue culpa mía, le engañé porque nadie me había dicho que eso estaba mal, ví que era una buena estrategia para evitar sentirte herida y lo apliqué al 80% de relaciones restantes. Cuando conocí a otros chicos a los que no había engañado, ellos me habían engañado a mi, me pedían que les hiciese volver con sus ex-novias, me decían que les irritaba X de mí, me pedían que formase una familia con ellos... de verdad, me han pasado cosas muy locas que a día de hoy recuerdo y prefiero reír fuerte.
Ya sabes la historia de este chico de Madrid, nos conocimos aunque eso estuvo lleno de mentiras por su parte, le hacía más caso a mi mejor amiga que a mí, le engañé, se fue a Madrid después de pasar un mes conmigo en el que discutíamos más que hablábamos y allí las conversaciones cada vez eran más distantes. Tenía 18 años y no sabía qué estaba pasando conmigo, tuve una pequeña crisis existencial en la que no sabía qué quería estudiar, estaba en tensión con mi mejor amiga, me sentía mala persona, estaba cansada de cómo era mi vida en ese momento... y me fui a desconectar en septiembre, él me pidió que fuese a Madrid a hablar con él en persona y no quería, estaba harta y de mutuo acuerdo rompimos –Estaba claro que era lo más lógico y razonable- , decidí que quería estar sola, tal vez me iría una temporada a vivir fuera, quizás empezase en Bilbao, quizás en Londres pero quería estar lejos de todo lo que me rodeaba y me hacía sentir mal. La casualidad hizo que te conociese semanas después de esto, no me sentía bien y supongo que me agradaba poder contarle cómo me sentía a alguien desconocido que no me fuese a juzgar y que me hiciese reír. Y creo que ese fue tu principal logro, me hacías reír al mismo tiempo que me intrigabas.
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